El almacenamiento en frío negativo es una actividad clave para la conservación de los productos que requieren mantenerse a baja temperatura, como los alimentos, los medicamentos o los cosméticos. Este tipo de almacenamiento implica el uso de cámaras de congelación o frigoríficas, así como sistemas de refrigeración o congelación para el transporte de los productos. El almacen frigorífico también forma parte de la cadena de frío, que es el conjunto de procesos y actividades que garantizan la calidad y la seguridad de los productos desde su origen hasta su destino final.
Es una industria que enfrenta diversos retos y oportunidades en el siglo XXI, debido a factores como el aumento de la demanda, la globalización, la competencia, la regulación, el cambio climático y la innovación tecnológica. Estos factores impulsan el desarrollo de nuevas tendencias y avances, que se pueden agrupar en tres categorías: sostenibilidad, automatización y gestión.